6 de mayo de 2013

Regata en Port Dimento

La jornada en casa de Dimento Raf arrancó como lo hacen todas, con reproches a mi impuntualidad seguidos de una declamación algo afectada de las normas de juego. Por fortuna, la intemperancia de una revoltosa grumetilla - la mitad de su prole, bien entrenada, surcaba sin parar los alrededores de la mesa para emular a su manera la epopeya de Juan Sebastián Elcano - puso fin a la engolada prosa de este autoproclamado almirante de flotilla y, envainada ya la lengua, pudo iniciarse la regata. - Dimento Earl -

Bendita la sobremesa dominical en familia que me brindó ayer Jamaica. De estética impecable, muy sencillito y con la dosis justa de azar, 'estrategia' y puteo, esta alocada competición naútica es tan trivial como entretenida. Y no es cosa mía, no. Lo dice mi suegra, anfitriona de una velada amateur divertidísima que casi se salda con un  pleno de victorias en su casillero.

El caso es que al plantarme en "territorio enemigo" con la caja bajo la sobaquera, ya intuía los derroteros por los que iba a discurrir la tarde en cuanto descorchásemos juntos la pata de palo: por extraño que les resulte a los lectores habituales de esta sección, cuya cifra presumo poco abultada, no era mi primera partida a Jamaica. La toma de contacto, glosada hace unos días con notable lirismo en las turbias páginas de Dimentópolis y a la que ahora daré cumplida respuesta, tuvo lugar la semana pasada en el aula recreativa donde soy instruido en las artes lúdicas por Dimento Raf.  En su casa y en compañía de su mujer, tuve el gustazo de faenarme el tablero y darle caña a mi maestro durante un par de horas mágicas que aun paladeo con satisfacción.

La jornada en Port Dimento arrancó como lo hacen todas, con reproches a mi impuntualidad seguidos de una declamación algo afectada de las normas de juego. Por fortuna, la intemperancia de una revoltosa grumetilla (la mitad de su prole, bien entrenada, surcaba sin parar los alrededores de la mesa para emular a su manera la epopeya de Juan Sebastián Elcano) puso fin a la prosa engolada de este almirante de flotilla y, envainada ya la lengua, pudo iniciarse la regata.

Este es el panorama con el que me topé nada más arribar a puerto. Las aguas del tapete, otrora cristalinas y de un azul dulce y pacificador, tornábanse amenazazadoras con ese matiz azabache que preludia a la tempestad.

 ¿De qué va el juego?

Ambientado en una de las épocas de mayor apogeo de la piratería, a finales del siglo XVII, los jugadores,  todos bucaneros de la peor calaña, van a enzarzarse en una singular competición: ser los más rápidos en bordear las costas de Jamaica.

Durante la carrera, cada tripulación deberá abastecerse de la munición,  los víveres y doblones que completar la  travesía exige, y tendrá que lidiar con sus oponentes para determinar quien se hace con el mayor botín de todos. ¿Cómo? Confiando su suerte a los dados y manejando las cartas de forma astuta,  pero también a cañonazo limpio. Porque si algo nos enseña este juego es que abordar al enemigo y entregarse al pillaje, en especial cuando estas labores se ejercen en condiciones de aplastante superioridad, son ambas actividades muy lucrativas.

Y se desataron las hostilidades...

Bien barajadas sus opciones, el timonel más firme de la mesa verá recompensada su pericia con una bodega repleta de monedas y alguno de los tesoros escondidos en el trayecto, mientras observa como el resto de embarcaciones se pierden diminutas en el horizonte tratando de seguir la estela de su popa.

El propio Dimento Raf, navegando sobre la espuma desvaneciente dejada por piratas más diestros, acabó acostumbrándose muy a su pesar, a no divisar otra cosa que nuestros velámenes en la lejanía.

La carrera concluye cuando el barco más rápido completa una vuelta a la isla y atraca de nuevo en los muelles de Port Royal. Pero cuidado, porque cruzar la meta en primera posición no garantiza la victoria.

Todo ello bastante intrascendente y muy divertido.


Epílogo

Me gustaría hacer notar dos cuestiones más antes de ir terminando. La primera es que con el atrezzo apropiado y un música de fondo coherente, esta aventura caribeña puede adquirir los tintes de una mascarada muy chula. Si andáis cortos de ideas, Dimento Raf añadió a su atavío habitual, el célebre batín de franela bordado con motivos de Spiderman (1), un parche negro en el ojo que ejercía sobre el resto de nosotros un efecto algo intimidatorio; y yo me pasé la mayor parte de la velada blandiendo una réplica de  trabuco que, por motivos aun no aclarados en el momento en que escribo estas líneas, no forma parte del archivo fotográfico de aquella tarde. Todo ello muy friki, algo ridículo y completamente superfluo. Luego necesario.

En segundo lugar, comparto el estupor de Dimento Raf tras constatar que a día de hoy, ninguna editorial española se hace cargo de la distribución de este juego. Quiero pensar que está agotado temporalmente y pendiente de ser reeditado, aunque el repaso que hice a algunas de las tiendas online más punteras del sector no augura nada bueno. Lo extraño es que de todas las filiales de Asmodée, solo la española ha retirado Jamaica de su catálogo. Raro, raro, raro...

Y no te olvides de visitarnos en Dimento Games.

(1) El guardapolvo arácnido de la factoría Marvel, mentado también en la crónica viejuna de la apertura del Sarcocéfago, es un elemento escenográfico de vital importancia para el éxito de nuestras quedadas.

B.S.O de la partida: La Isla de las Cabezas Cortadas
Soniquete de fondo de la reseña: Antiguos podcast de "Todo por la radio"
Entradas relacionadas: Dimentópolis - Una historia de salitre y pólvora. 
 
Dimento Earl
'Neófito pendenciero' y discípulo de Dimento Raf.

Ludoteca: préstamos y alguna adquisición vitalicia.
Ocupación actual: reciclando el karma por todas las partidas no echadas.

2 comentarios:

Me costo tela encontarlo pero es mas q recomendable este juego.

Muy buena reseña por cierto.

Quiero resaltar que aunque no lo mencionas, las cartas de accion, que tienen un accion de dia y otra de noche, si juntas los simbolos, entre cartas, quiero decir por ejemplo, una comida a la izquierda de la carta, con una de comida ala derecha de otra, hacen que el dibujo de ambas se continue, bien seleccionadas las carats puedes hacer toda una tira con todas las carats de un dibujo corrido. Nada tiene que ver con el juego, pero entretiene.

Nosotros usamos varias modalidades fuera de las reglas. Por ejemplo en vez de realizar cada jugador, la accion del dia y de la noche y pasar al siguiente jugador. Todos realizan la accion del dia y luego la de la noche, cambian un poco el juego

Y si lo que te gusta es dar caña al dado de combate, en vez de hacer guerra si caes en la misma casilla, de tu oponente, basta con pasar al lado de él, para realizar un combate, aunque luego tu camino siga. Le da mas vidilla al juego.

Y para terminar, en la bgg, hay una mini expasion de carats de tesoro, un tanto curiosas ;)

¡¡Gracias por escribir!!

Es un juego que tengo desde hace bastante tiempo y es cierto que en estos momentos no está muy disponible. No me extraña que te costara encontrarlo.

Lo de las cartas es una maravilla y tus reglas adaptadas son perfectas para darle caña, ¡te las copiamos!

¡Un saludo!

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