27 de abril de 2013

Agrícola versus Agrícola

Pese a abordar nuestras sesiones de juego menos embebido en mis prejuicios crónicos que de costumbre, Dimento Raf me condujo hasta su casa seducido por la vaguedad premeditada de una cantinela diseñada para captar toda mi atención: reglas sencillas y fácilmente asimilables, partidas cortas y entretenidas, estrategia, gestión de recursos, una historia ambientada en la Europa rural del siglo XVII -no es que el tema en sí me apasione, pero para el oído poco entrenado la historia pintaba bastante bien- - Dimento Earl -

Genial campo de pruebas para novatos esta entretenida versión a escala reducida de uno de los títulos más aclamados de los últimos tiempos. Eso es, al menos, lo que se deduce del abultado palmarés cosechado por Agrícola desde su lanzamiento hace ya más de un lustro.  Sí, insinuación de mi mentor mediante, he considerado oportuno documentarme en sitios más fiables que mi propia verborrea, y tras una consulta preliminar de su ficha en la BGG no logro sobreponerme de tanto mérito y galardón acumulado en estos años. ¡Gensanta, he toqueteado con mis propias manos un objeto de culto sin ser consciente de ello!

Lo admito: hasta hace unos días ni siquiera había oído hablar de esta exitosa franquicia y de haberse dado la ocasión, habría refutado con la vehemencia debida (el coloquial: "¡Qué me estás contando!") la pertinencia de asociar placer y bichejos estabulados, pero tras un par de partidas a "Agrícola: Animales en la granja", no veo el momento de hincarle el diente a cualquier juego editado bajo sus mismas señas. Sin embargo, el proceso no ha sido del todo fácil.



















Cantos de sirena

Pese a abordar nuestras sesiones de juego menos embebido en mis prejuicios crónicos que de costumbre, Dimento Raf, que me conoce bien y es consciente del alcance de mi intolerancia, me condujo hasta su casa seducido por la vaguedad premeditada de una cantinela diseñada para captar toda mi atención: reglas sencillas y fácilmente asimilables, partidas cortas y entretenidas, estrategia, gestión de recursos... y para colmo, una historia ambientada en la Europa rural del siglo XVII -no es que el tema en sí me apasione, pero para el oído poco entrenado la historia pintaba bastante bien-. Todo cierto. Sin embargo, omitió de forma deliberada un par de detalles cruciales. A saber,  la temática real... y la parte del nombre que da sentido al título.

¿Cómo imaginarme, tras un relato tan parcial del juego, representando el papel de abnegado propietario de una explotación ganadera en liza con la de su vecino en cuanto a extensión de terrenos y número de "reses"?  ¿Responde eso al título de Agrícola?  En parte sí, pero yo, que soy de natural jactancioso, me veía más planificando la producción de extensos campos, velando por la salud de la cosecha ante las impertinentes vicisitudes de la climatología y mercadeando en la lonja con el precio de venta del grano y otras materias primas necesarias para abastecer a unas ciudades florecientes y en imparable crecimiento. Tal y como se prefiguraba la partida en mi cabeza (hay que recorrer un buen trecho en autobús para visitar a Dimentico Raf y la lectura en movimiento me provoca unas náuseas del carajo) me hacía encarnado el rol de poderoso latifundista, causa y a la vez consecuencia indeseada de una explosión demográfica inaudita que cambiaría para siempre la faz de Europa (más de 30 minutos de trayecto y el IPOD sin batería ejercen sobre mi imaginación una nefasta influencia). Aquel "Ya lo verás" que siguió a la pregunta de "Pero, ¿de qué va en realidad?" debió ponerme sobre aviso. Tomo nota para el futuro.

Se comprenderá ahora mi decepción inicial, tan bien retratada en el análisis de la fisionomía de mis cejas que hace el maestro de ceremonias en su crónica de ayer, cuando se procedió a la protocolaria lectura comprensiva de las reglas del juego. Me hundí en la silla abrumado por el coñazo que se me avecinaba y lamenté no haber planchado con la suela uno de esos recados caninos que antaño invadían las aceras. El aroma a excrementos, pensé, hubiese sido mi sentida contribución a la atmósfera que esta recreación austera y en miniatura de la vida rural demanda. ¡Otro tótem erigido sobre paladas y paladas de auténtica mierda! Tales eran mi frustración y mi estupidez, inmensas.


Conversión y enmienda


Concluida la explicación, Dimento Raf me concedió el turno, arrancó la partida,  y empezó a sonar la copla interior: ¿Debo conservar esta prerrogativa de cara a las siguientes tandas ubicando a uno de mis 3 trabajadores en la casilla, parca en recursos, que da derecho a ello o me voy directo a otras zonas más prosperas del tablero común dejando a mi oponente la posibilidad de ocuparla y asumir la iniciativa en las rondas posteriores? ¿Hago acopio de alguna de las divisas (minerales, juncos y madera) o procuro garantizarme ya, previo pago, un vallado extra? Treinta segundos de juego, la mano atenazada  y aun seguía cavilando cómo zanjar estas cuestiones para hacer el movimiento de apertura.

Por suerte, mi rival es un tipo paciente, porque las dudas, lejos de disiparse, se ampliaron transformándose en  nuevas y acuciantes preguntas del tipo: ¿En qué momento amplio el rebaño y con qué? ¿Podré permitirme que procreen? ¿Es el momento de acumular materiales para permitirme futuras mejoras de casilla o invierto ya en lo más inmediato para evitar perder ganado? Cinco minutos de partida  y ya andaba afinando los cálculos (desde luego, más de los que acabo de exponer) para, con los movimientos necesarios, proveerme-privarle de mejoras, cercas y animales como si de un ajedrez a 8 movimientos se tratara... Y ni rastro de mis dichosas objeciones superficiales propias de novato bobón. ¡Vaya con el Agrícola mini! ¡Menuda chicha para algo de apariencia tan modesta!!

Madera de la buena y unas piezas muy chulas

Ya he esbozado en párrafos anteriores un resumen de la dinámica y desarrollo de partida de este juego. El objetivo, lo reiteraré, es habilitar la granja con las cercas, comederos y edificios que nos permitan acumular el mayor número posible de ejemplares de los diferentes tipos de ganado en el conjunto de terrenos de nuestra propiedad. Cada jugador irá decidiendo sobre la marcha cómo trazar y modular las parcelas, siempre acotadas para poder dar cobijo a la manada, en que irá dividiendo su finca, mientras pugna con su oponente por los recursos, reses incluidas, disponibles en el tablero común. Los animales de distinto pelaje no pueden compartir ni casilla, ni  parcela (entendida como el conjunto de casillas dentro de un perímetro común), ni  por supuesto convivir bajo el mismo techo, en caso de disponer de algún edificio destinado a tal uso. La capacidad de almacenamiento (también su coste, función y el número de puntos que aportan al marcador final) de las construcciones es variable, pero las unidades de terreno están limitadas a una pareja de la misma especie, ampliable a 4 animales (¡en todas las casillas de la parcela!) si añadimos un comedero a esa sección de la granja. Como ya se habrá deducido, toda cabeza de ganado que sobrepase el aforo máximo permitido acaba dándose a la fuga.

Cada turno se divide en 2 fases: la de aprovisionamiento estratégico y la de procreación-redistribución de los animales para evitar en lo posible ver menguar nuestros activos. Tras la, apuradísima en mi caso, recolocación de piezas de la octava ronda, toca hacer balance... La puntuación va a depender del número total de animales obtenidos, del tamaño de cada una de las ganaderías considerada por separado (el límite a la baja para poder sumar y la escala de puntuación varían según la especie), del valor de los edificios que hayamos levantado y del total de terrenos ocupados. ¿Quién gana? El maldito Dimento Raf,  pero nos volveremos a ver las caras muy pronto.

 Como carezco de la claridad expositiva de mi socio y veo innecesario desaprovechar mis energías en desgranar aún más el funcionamiento del juego, me limitaré a subrayar el buen sabor de boca que me ha dejado. Quien ya lo conozca -la mayoría- no necesitará  instrucciones adicionales y habrá continuado leyendo más por curiosidad o aburrimiento que otra cosa. Y quien no supiera de esta versión para 2 personas, encontrará en la reseña de Dimento Raf recién publicada, una guía más que suficiente para decidir si probarlo o no. Yo, por mi parte, estoy deseando repetir. 

Agrícola - Animales en la Granja está disponible en Dimento Games por 22,45€.

B.S.O de la partida: Weather Systems (2012) - Anathema
Música de fondo de la reseña: The Bedlam in Goliath (2008) - The  Mars Volta
Entradas relacionadas: Dimentopolis - Agrícola: Animales en la Granja

Dimento Earl
'Neófito pendenciero' y discípulo de Dimento Raf.

Ludoteca: préstamos y alguna adquisición vitalicia.
Ocupación actual: reciclando el karma por todas las partidas no echadas.

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